Una Franquicia Inmobiliaria es una institución que funciona, en resumen, como colectivos de agentes inmobiliarios. A diferencia de agentes inmobiliarios independientes regulares, las franquicias poseen y se esfuerzan por posicionar una marca corporativa. Adicionalmente, tienen ciertos lineamientos y/o reglamentos internos, por los que sus afiliados se deben regir.
Si bien las franquicias se dedican - en su mayoría - al servicio de intermediación inmobiliaria, algunas brindan servicios más específicos como venta de activos digitales bancarios, asesoría en finanzas inmobiliarias, entre otros.
Al ser instituciones con años de experiencia, las franquicias poseen ciertas ventajas. Entre ellas:
Si eres un nuevo agente inmobiliario, recién empezando en el negocio, pertenecer a una franquicia puede ser un gran espacio para aprender. La mayoría posee un buen sistema de capacitación y mentoría para todos sus nuevos miembros. Esto es clave para complementar tu conocimiento teórico con experiencia práctica bajo la supervisión de un experto. Además, podrás disponer de los recursos institucionales, como cuentas y avisos premium en portales inmobiliarios o un trato más directo con bancos para revisar historial crediticio; lo que hará tu trabajo más sencillo.
Si bien el concepto de franquicia incorpora lo relacionado al trabajo en equipo y colaboración entre agentes, al igual que como agente independiente, es necesario que tomes la iniciativa para adquirir nuevos prospectos y clientes.
El modelo de negocio de las franquicias inmobiliarias se basa principalmente en cobrar una comisión por cada venta finalizada de parte de sus agentes. Dependiendo de la escala de pagos de cada agencia, este monto puede llegar a ser casi la mitad del ingreso por transacción. Además, el pertenecer a una franquicia demanda un pago por concepto de “membresía” mensual. Este puede variar dependiendo de la oficina.
A cambio de esa comisión, se espera que en el trabajo en franquicia se pueda llegar a acelerar considerablemente el número de ventas de un agente al mes. Esto se logra mediante la red de contactos propia de la agencia, que facilita el encaje entre compradores y vendedores de inmuebles. Por otro lado, al trabajar con una agencia se minimiza el “tiempo muerto” entre transacciones de cada agente inmobiliario.
Adicionalmente, la comisión que cobran agentes de una agencia tiende a ser mayor a la de un agente independiente. Por referencia, agentes independientes suelen cobrar 3% de comisión, mientras que las agencias manejan un 5% como standard.
Esta pregunta no es tan sencilla de responder. Como hemos visto, trabajar en franquicias supone un ingreso menor por transacción, además de un fee mensual. En caso tengas una mala temporada con pocas ventas, este costo puede volverse excesivo y contraproducente.
Por otro lado, se espera que trabajando aquí cuentes con un respaldo institucional, mejores tu marca personal, y puedas aprovechar todos los recursos colectivos para generar mayores ventas. Además, es posible realizar una línea de carrera dentro de cada franquicia, y así obtener mayores responsabilidades y beneficios económicos en el largo plazo.
En suma, si conviene o no depende bastante del momento en que te encuentres dentro de tu propia carrera profesional.
No te dejes guiar por opiniones terceras. Una buena forma de comprobar si una franquicia es lo adecuado para ti es probar y trabajar al menos una temporada para una. Con esa experiencia de primera mano podrás luego decidir si es que es lo mejor para ti.